Hoy les quiero compartir una fotografía que tomé durante una pequeña visita (que se extendió casi tres horas) al Paseo de la Reforma; sé que ni la fotografía ni el paseo por el Paseo son nada del otro mundo pues cualquier habitante de la Ciudad de México ha visitado este emblemático lugar y seguro ha toma muchísimas fotos bonitas. Sin embargo la imagen que capturé tiene algo que no puedo explicar a ciencia cierta pero que me atrae mucho: quizá es el color de las nochebuenas en contraste con el gris del asfalto; o las esculturas cuyas formas no pude descifrar pero que alineadas forman un conjunto mágico; quizá también sea porque esa fotografía me muestra un lugar completamente diferente al espacio que visité. O tal vez sólo es el recuerdo de la bonita tarde.
En fin, ahí la tienen.